Descubre los sobrecogedores paisajes irlandeses de “Almas en pena de Inisherin”

“Para vivir en las islas, la gente construyó muros de roca. Así que tienes esta colcha de retazos de pequeñas parcelas de tierra. Terminas con este extraordinario y antiguo patrón de paredes de roca, que en el guión de Martin está escrito casi como un laberinto, un laberinto en el que viven estos dos personajes” – Explica el director de fotografía Ben Davis.

El entorno debía notarse incluso en las escenas de interior, así que el equipo construyó la casa de Pádraic y Siobhán en un área llamada Gort Na gCapall en Inishmore. “Martin (el director de la película) nos llevó a lugares súper extremos”, dice Tildesley, productor de diseño. “Regresamos unos pasos desde la costa y encontramos un lugar en el borde del acantilado para construir la casa, mirando hacia un extremo largo de la isla hacia un antiguo monumento llamado Dún Aonghasa. Lo ves desde la ventana de la cocina. La construcción de la casa de Pádraic como plató permitió a McDonagh “disparar a través de las ventanas y ver el océano, la carretera de la costa, los campos y la isla”, según Martin McDonagh. 

No lejos de la casa que se levantó con piedras traídas de la isla principal por ferry, se encuentra una de las joyas geológicas de la isla: Poll na bPéist, el agujero de gusano. Una gigantesca formación excavada en la roca de los acantilados, perfectamente regular aunque de origen natural. En este agujero se han celebrado las competiciones de salto Red Bull Cliff Diving World Series, pero se aconseja a los visitantes, a pesar de su aspecto de piscina no nadar debido a las grutas submarinas que forman corrientes en sus aguas.

Un poco más al norte se localiza la fortaleza Dún Aonghusa. Uno de los sitios prehistóricos más famosos e importantes de Europa, fuerte de piedra semicircular que se asienta espectacularmente sobre una caída de 100 metros en el mar. El fuerte consta de tres enormes muros de defensa de piedra seca. Fuera de ellos hay un chevaux-de-frise, es decir, una densa banda de piedras irregulares y verticales, miles en número. Una forma devastadoramente efectiva de impedir a los intrusos, los chevaux-de-frise rodean todo el fuerte de acantilado a acantilado.

Dún Aonghasa tiene más de 3.000 años. Las excavaciones han revelado evidencia significativa de metalurgia prehistórica, así como varias casas y entierros. Todo el complejo se reforzó en los siglos VI y VII.